2) ATLANTIC EXPRESS
a) Tenenbaum nos espera
Después de drenar la sala, Tenenbaum nos habla:
- Ah, Señor Delta... Aquí estás, como dijeron las niñas. Sube a la taquilla y te ofreceré lo que sé de ti.
- ¿Por qué tanto secretismo?, le preguntamos.
- Ahora no puedo hablar... Confía en mí. Búscame en las taquillas del Expreso Atlántico.
Se abre la compuerta y vemos a un splicer correr delante nuestro. Es una zona de taquillas con varios trajes de Big Daddy abandonados a su suerte. El mar está entrando en Rapture y la vida crece en su interior. Las algas se hacen paso a través de trastos viejos y oxidados.
Seguimos avanzando por pasillos cada vez más estrechos y oscuros. Al fondo del último se ve una luz. Oímos al splicer que vimos antes, utilizando un lenguaje soez:
- Devuélveme mi puto dólar... Estos putos trastos nunca funcionan. ¡Jamás!
El splicer nos ve y cierra la compuerta tras de sí. Tenenbaum trata de "justificarlo":
- La mayoría de los supervivientes son así. Splicers. Ahora son drogadictos, animales depravados.
Recogemos una pirateadora automática y conseguimos acceder al sistema que abre la puerta. El código de cifrado es sencillo y no tardamos en abrir la compuerta. Un extraño ruido metálico nos hace proceder con cautela: algo está haciendo ruido de forma intermitente. Nos asomamos por el quicio de la puerta: es un bot de seguridad que parece haberse quedado enganchado. En la pared de esa misma sala hay una nueva pintada, pero sigo sin entender nada: "Renaceremos" (We will be reborn); y junto a ella un pequeño altar con velas.
Llegamos a una especie de andén. Hay una locomotora colgada del techo. Parece ser un taller de reparaciones. Lo único que se oye es una pequeña corriente de agua entrando por una grieta. De pronto, la locomotora colgada se desprende de sus anclajes y varios splicers nos atacan. Son pocos y no tenemos problemas para acabar con ellos, pero el susto ha sido de lo buenos.
Suena un pitido y una voz femenina habla por la megafonía:
- Al habla la Doctora Sofía Lamb. Andrew Ryan está muerto pero el tirano acecha en todos nosotros. Recuerda: rechazamos el gen, rechazamos el yo, rechazamos al tirano.
Creo que debemos dejar de prestarle atención. Parecen audios grabados y que se reproducen cada cierto tiempo. Llama nuestra atención la cantidad de colchones que hay por toda la zona. Parece ser que las líneas de metro no funcionaban demasiado bien o que el tren que esperaban para sacarles de allí nunca llegó. Junto a estos improvisados puestos de campaña, hay algún cuerpo en descomposición.
Tenenbaum trata de centrarnos en la razón por la que estamos aquí:
- Tendrás que abrir ese enorme portón. Los controles estarán cerca. Búscalos.
Lleva razón: justo al lado encontramos una pequeña sala con varios monitores y palancas. Una de ellas lleva un letrero que nos indica que es la palanca que abre la puerta. La bajamos pero Lamb nos estaba esperando: Las puertas de la sala de control se cierran herméticamente y los monitores, antes apagados, muestran a Lamb:
- Te conozco. El símbolo de tu mano dice que eres un muerto. Diez años, Sujeto Delta, desde que te vi apuntarte con un arma a la cabeza... y disparar. Pero valor... Sin tu dolor, renació el paraíso. No sé cómo sobreviviste, pero tu sufrimiento acabará pronto. Estos hombres aligerarán tu carga. Comprende que, como todo lo que hago, esto es... un acto de amor.
Mientras dice esto, las persianas metálicas que protegían los cristales de la sala se levantan y varios splicers comienzan a disparar y a lanzar cócteles molotov. No podemos salir y el fuego crece en el interior de la sala...¡Estamos atrapados!...
Por suerte para nosotros, la humedad ha podrido el suelo de madera y eso, sumado a nuestro enorme peso, hace que el suelo se abra bajo nuestros pies y caigamos al agua. Cuando recomponemos un poco la figura, recuperamos la comunicación que habíamos perdido con Tenenbaum en estos instantes de tensión:
- Ya conoces a nuestro enemigo común: Sofía Lamb. La cámara de tu casco me permite ver a través de tus ojos y ayudarte a vencerla.
Salimos del agua y llegamos a una enorme sala. Parece ser un archivo de planos, aunque muchos de ellos han quedado inservibles por la humedad que ha borrado cualquier rastro de escritura o dibujo. Un extraño foco llama nuestra atención y preguntamos a Tenenbaum:
- ¿Qué es eso? ¿Una cámara?
- Si, son cámaras de seguridad. Lamb las controla aunque puedes ir pirateándolas de forma individual y podrán servirte a ti.
- Eso haré.
Los secuaces de Lamb están por todas partes. No sólo nos atacan y nos tienden emboscadas: también están llenando las paredes de Rapture de altares y extrañas pintadas: "Somos las piedras para preparar el camino":
- ¿Que es todo esto?
- Lamb... ¿Has leído su libro?... "Unidad y Metamorfosis".
- No y, visto lo visto, prefiero no hacerlo.
Llegamos a la Oficina de Correos y encontramos más pintadas, pero éstas nos resultan familiares. Son de Eleanor: el bote de luciérnagas no deja lugar a la duda. Otra vez esa extraña conexión telepática nos comunica mentalmente:
- Padre, soy yo. Eleanor. Sé que estás despierto ahí dentro, lo noto. Madre no podrá volver a manipularte así, se acabó. Este plásmido es para ti. Creo que puedes usarlo ahora. ¡Por favor... búscame!.
Impactado por lo que acabamos de oír, le preguntamos a Tenenbaum:
- Lamb... ¿es mi mujer?
- ¿De verdad no tienes recuerdos?... Da igual, ahora eso no importa. Reúnete conmigo antes de que los splicers nos encuentren. ¡Date prisa!
Salimos de allí y nos dirigimos hacia otro andén. Cada vez los esbirros de Lamb son más numerosos. Por suerte, cuento con mi perforadora y con la remachadora esa que me encontré.
VIVA LOS VIDEOJUEGOS !!!
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